“Hoy día no es mi día” Pienso mientras hago el intento de enjuagar una ensalada a la que le cayó demasiada sal porque no estaba poniendo atención a lo que estaba haciendo. Pero este nunca ha sido “mi día”. No realmente.
El día de San Valentín, renombrado el día de los enamorados en el último siglo y medio, tiene sus orígenes en el catolicismo, específicamente en conmemoración a las buenas obras de San Valentín de Roma en el siglo V. A su vez, estas estaban relacionadas con el amor y la afectividad, y funcionaban para contrarrestar las festividades paganas de la época como la Lupercalia, un ritual de fertilidad (si, todo esto lo saqué de Wikipedia). Si nos pudieran ver los romanos ahora, celebrando su festividad en pleno siglo XXI probablemente nos llamarían paganos por capitalizarla al punto de la banalidad.
Porque hay que admitirlo, toda la fecha es un poco banal. ¿Por qué nos preocupamos tanto por dar regalos y demostrar amor en esta fecha específica cuando lo podríamos hacer el resto del año? Sobre todo y considerando que todo sube de precio en los días antes del 14 de febrero. ¿Por que nos preocupamos en tener a alguien con quien celebrar esta fecha cuando no nos quedamos con el guión original de lo que significa?
Todo esto no lo escribo de cínica. Me gusta ver corazones por todos lados y ver a personas con ramos de flores, osos de peluche y chocolates. Siempre me ha gustado la idea del amor, soy una persona romántica y siempre lo he sido. A veces me paso un poco e idealizo más de lo que debería, y a pesar de no tener los mejores referentes cuando se trata de relaciones (mis papás) y al mismo tiempo los mejores referentes (mis abuelos), no puedo dejar de pensar en la importancia que le ponemos a una fecha como cualquier otra. Seguimos teniendo que ir a trabajar, lugares donde, si somos mujeres nos regalan una flor o un chocolate, el día anterior y el siguiente siguen siendo como cualquier otro, todos los restaurantes se llenan y en todos los lugares hacen promociones especiales por “el día del amor”, pero ¿por qué no todos los días pueden ser el día del amor? ¿Cual es la gracia de tener un día para todo? A veces pienso que si no fuera por toda la publicidad y las redes sociales este día pasaría desapercibido. Porque como todo tiene que ser una especie de balance, todo el mundo en redes sociales publica lo que hace e inevitablemente se compara con la otra persona. Las personas con pareja compara quien la está pasando mejor, las personas solteras comparan quien la está pasando más mal, y así sigue el círculo todos los años.
El 14 de febrero. Fecha que solía molestarme porque nunca tenía con quien pasarlo. Cuando era más chica y un poco más hater de todo me molestaba la fecha y ver gente feliz con algo tan “meh”, algo con tan poca importancia. Hasta el día de hoy no tengo una pareja con quien celebrarlo, y a pesar de que ahora se considera la amistad en el asunto, nadie realmente celebra la parte de la amistad. Pero ya no me importa. Supongo que al crecer y madurar me dí cuenta que puedo hacer de esta fecha lo que quiera. Puedo tratarla como cualquier otro día si eso es lo que quiero porque realmente nadie dicta mi vida más que yo ¿y por qué elegiría pasarlo mal cuando de por sí vivir está tan difícil?
Creo que lo que saco de todo esto es que, todos los años voy a seguir pensando en estas fechas como algo lindo, una fiesta para celebrar el amor. ¿Un poco banal? Sí, ¿Capitalista? Totalmente, pero siento que, y a pesar de todo lo que escribí, si dejamos celebrar cosas como esta, ¿cual es el punto de vivir?
(Hasta me pinté las uñas rojas para estar de acorde a la temporada)