No puedo creer que me atrasé una semana en subir un nuevo post. No pasó nada en particular, simplemente prioricé otras cosas y se me fue el tiempo. Pero aquí estoy otra semana más escribiendo mis ocurrencias.
Empieza octubre, la primavera ya está oficialmente acá y se viene la mejor tradición familiar que tenemos en mi familia materna, los “cumpleaños de octubre” que incluye mi cumpleaños (coff coff). Creo que siempre me ha gustado este mes por lo mismo. Por fin se pueden ver más colores en las calles, los árboles están floreciendo (siempre que paso por un árbol con flores le saco una foto), los patios de las casas vuelven a la vida y, por alguna razón, todo se empieza a sentir y a ver mejor en octubre (ignorando las alergias que cada año parecen ser más fuertes). Hace años que estoy intentando esto de romantizar mi vida un poco, y es increíble como este mes es ideal para hacerlo. Siempre he creído que el día de los enamorados se debería celebrar en octubre por lo mismo.
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Por alguna razón las palabras “romantización” y “romantizar” no aparecen en la RAE, pero es básicamente el acto de dar una carácter romántico a algo.
La palabra “romántico” viene del francés romantique, que a su vez viene del movimiento conocido como Romanticismo, pero cuando pensamos en alguien romántico generalmente se piensa en alguien sentimental; y no tan necesariamente en los franceses del siglo XVIII. Aunque si son como yo, en algún momento de la semana piensan y sienten el acabo de mundo que sentían estos escritores en su época.
Creo que no estoy equivocada cuando digo que muchas personas intentamos romantizar nuestras vidas. Subimos fotos lindas a nuestras redes, videos cinematográficos, prendemos velas cuando llegamos a la casa sin ganas de nada, nos servimos una copa de vino con fruta congelada, idealizamos relaciones, eventos, situaciones para intentar sobrellevar nuestras vidas. Encontrar nuevos libros, música, películas se ha convertido en una manera de romantizar el diario vivir. Salir a caminar (algo que estoy intentando hacer por temas de salud) en la tarde cuando se está poniendo el sol o salir a tomarse un café en lugares que cada vez se ven más estéticos está de moda por lo mismo. La romantización y el crecimiento exponencial de las redes sociales vienen inevitablemente de la mano. Cada vez más tenemos más plataformas donde compartir nuestras vidas, o sea más plataformas para romantizarla como se nos dé la gana. Pero eso no siempre es necesariamente bueno. Muchas veces pasamos horas viendo videos de personas que, a simple vista, tienen toda su vida resuelta. Tienen la vida perfecta, se visten inmaculadamente, tienen los mejores amigos y la mejor familia, pero nadie se acuerda que la vida en frente de una cámara no es la realidad, ni de cerca.
Como persona que ha crecido en la redes sociales he visto todo tipo de romantización en todas las plataformas posibles. Me paso por un par de años para haber tenido Fotolog, pero si tuve Tumblr, e Instagram, y Facebook haciendo álbumes nuevos cada vez que salíamos al mall con mis amigas. Una de las más prominentes, o que me ha tocado ver más, ha sido la romantización de la academia, algo de lo que quería escribir más a fondo, pero siento que no tengo demasiado que decir al respecto por el momento. Y como persona que utiliza redes sociales todos los días, a veces en exceso, veo el decaimiento, y el crecimiento, y el decaimiento de los últimos años de perfección en la imagen. Publicar la imagen correcta en el momento adecuado, hacer dumps del mes que pareciera ser que no tienen un sentido concreto, pero que pasamos horas curando para el mismo propósito, romantizar.
A estas alturas he escrito más de una vez sobre mi nuevo problema con las redes sociales. Me he dado cuenta de que no necesariamente me gusta compartir todos los aspectos de mi vida, no me encanta la idea de hablarle a una cámara todos los días o fingir que tengo una vida perfecta cuando es algo que está muy alejado de la realidad. Así que romantizo e idealizo en mi cabeza. De por si soy una persona que está pensando y sobre pensando la mayor parte del día así que la tarea de idealizar un poco no es demasiado difícil. Lo difícil se vuelve cuando me paso un poco y empiezo a confundir la realidad de una situación con mi ficción imaginaria.
Desde que tengo memoria que hago esto. He utilizado mi imaginación para ignorar situaciones, para salir del aburrimiento de ser hija única, para poder dormir, para poder sobrellevar mi vida que no siempre ha sido la más glamurosa o ideal. La diferencia con antes y ahora es que estoy intentando hacer cambios concretos para romantizar mi vida de una manera no tan tóxica para mi propia mente. Salir de vez en cuando a tomarme un café, salir a caminar a algún parque con una playlist de fondo que refleje lo que estoy sintiendo, o por el contrario lo que quiero sentir, comprarme velas y prenderlas en la tarde cuando se está poniendo el sol, maquillarme, hacer el intento de vestirme todos los días, aunque no salga de mi casa.
En cierta medida todo se puede romantizar. Las películas romantizan todo tipo de aspectos de la vida, las relaciones, la soledad, la miseria, la cotidianeidad, las enfermedades tanto físicas como mentales y, obviamente, como personas externas a esto, intentamos replicar lo mismo en la vida real. El problema con esto es cuando las líneas entre lo que es nuestra realidad y lo que estamos romantizando se entrecruzan, dejándonos con una sensación de vacío de lo que es la realidad de nuestras situaciones. Otras veces las cosas se pueden complicar un poco, muchas veces romantizando tanto una situación que se dejan pasar maltratos o abusos, quedándonos en una situación por mucho más tiempo del necesario o del viable realísticamente.
Una amistad o una relación amorosa se puede romantizar al punto de volverse insostenible para una o ambas partes. Romantizar a una persona en concreto inevitablemente va a llevar a la decepción cuando esta no resulte ser lo que esperábamos.
Como con todo lo que escribo últimamente no estoy segura de a que quiero llegar con esto. A veces solo necesito vaciar mi cabeza de pensamientos o ideas que he tenido durante semanas, ponerlas en palabras y esperar que resuenen con alguien; o esperar que se me prenda un poco más la ampolleta para llegar a un punto concreto.
Y como no llegué a mi punto en concreto, dejo hasta acá el post de hoy.
(Esta soy yo, escribiendo el segundo borrador, y se me prendió un poco la ampolleta viendo Dead Poets Society)
La romantización de la academia es algo que se ha hecho por décadas. Por alguna razón es algo que llama la atención. El querer aprender por aprender (creo), poesía, historia, los clásicos, encontrar secretos, los colegios privados perdidos en el campo Inglés o Americano, las universidades como Yale que por alguna razón tienen un misticismo y poder por sobre lo antiguo. Querer entender mentes mucho más antiguas que las nuestras. Y me quedo con el monólogo de Robin Williams

Porque me atrasé un poco no estoy segura si voy a subir la semana siguiente o la subsiguiente como lo hago siempre. Estoy tomándome lo más enserio posible esta publicación considerando el caos que a veces es mi vida o mi simple falta de ideas o inspiración en momentos específicos. Generalmente a estas alturas del año mi cerebro ya no quiere más guerra así que me cuesta un poco más que se me ocurra sobre que escribir. Y porque la evolución de las cosas es una parte natural de la vida, siento que este formato en particular no me está sirviendo para lo que quiero escribir, pero esos son problemas que quiero dejar para el inicio del próximo año.