XV. No estoy donde me gustaría estar en la vida
pero por fin me dieron ganas de volver a crear
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¿Cómo estamos gente? ¿Ya se empezaron a abrigar o siguen ignorando la llegada del invierno? Ojalá que no sean como yo y se hayan resfriado. Todavía no me ha pegado tanto, pero mi garganta siempre es lo primero y lo último que me deja de doler. Lo bueno es que he tomado té de manzanilla con limón mañana, tarde y noche (les recomiendo que le pongan miel para ese dulzor extra si es que les gusta), por lo que he estado escribiendo, viendo Tiktok y entrevistas por la misma cantidad de tiempo para preparar la edición de esta semana. Mientras hacía mis notitas y escribía lo que se me iba ocurriendo de que más podía escribir, me di cuenta de algo muy importante para mí, me están dando ganas de crear de nuevo, algo que me ha costado mucho estos últimos meses (a estas alturas siento que sueno como disco rayado) Y me he dado cuenta de la manera en la que quiero crear, no necesariamente se alinea a lo “esperado”, o más bien a lo que he estado tratando de hacer.
Nunca se me ha hecho fácil pararme frente a una cámara y grabarme haciendo lo que sea, hablando o mostrando outfits, nunca lo he podido hacer planeado, si no me sale espontaneo prefiero no hacerlo, pero si algo he aprendido en mis años en las redes sociales es que así no funciona la cosa. No se puede publicar una vez al mes y esperar tener un crecimiento importante, sé que si no subo seguido el momentum se pierde, inclusive con este newsletter. La diferencia con este proyecto específico y las redes sociales es que esto me importa y me hace feliz, o por lo menos más feliz.
Todo el mundo me dice que escriba, creo que muchas de las personas que me conocen me conocen escribiendo y tienen esa idea de mi en su cabeza. Mi mamá me pregunta que por que no escribo cada vez que le digo que estoy aburrida. Una persona que fue muy importante en mi vida (y que ya no está en ella por… razones) me dijo que cuando no supiera exactamente que estaba sintiendo ante una situación, que escribiera. Mis amigas siempre me decían que cuando por fin me fuera a Francia me imaginaban escribiendo en algún café con una boina roja de esas que venden en Montmartre y que ninguna persona francesa usa. Me metí a estudiar literatura en gran parte porque quería escribir, y siento que estos últimos años había perdido esa línea, ese propósito que para mí era tan importante.
Creo que a lo largo de mi vida siempre he tenido buenas ideas que no he sabido como desarrollar, ya sea por falta de experiencia o dedicación. Mi intento de ser influencer (que todavía no deshecho del todo) se siente como una de esas buenas ideas con poca experiencia que no sé del todo como desarrollar y con dedicación que depende demasiado de mi estado de ánimo muy cambiante y lo que sea que pase a mi alrededor más inmediato. Pero me pasa que a veces creo que el estar al frente de una cámara simplemente no es lo mío. Cada vez que lo intento tengo mil voces en mi cabeza que dicen que me tengo que preocupar por el algoritmo, los hashtags, publicar a una hora que sepa que vaya a tener más vistas, la interacción, los números y eso es más abrumador de lo que una cree. Y ahora que estoy escribiendo esto me estoy dando cuenta que en una de esas el problema es eso, me preocupo demasiado por todas estas cosas que he listado. Me metí a tratar de ser influencer sabiendo (técnicamente) como tengo que crecer y por eso no lo disfruto. Me estoy preocupando demasiado por el destino y no me estoy dejando equivocar, doblar a la derecha en vez de la izquierda. Me estoy preocupando demasiado por los números y no estoy disfrutando la creación, que debería ser lo más importante, sobre todo para alguien que creció amando crear. Supongo que va a tener que ser una de las tantas cosas que voy a tener que averiguar sobre mí en este viaje de intentar ser una creadora de veinticinco años que recién se está encontrando a sí misma en un momento de su vida y a una edad en la que pensó que tenía que tener todo figured out.
Yo sé que vengo más de un mes tarde con esta película, pero tuve que consumir todas las formas de media, videos, imágenes de detrás de escenas, leer el guion original y entrevistas (y ver la película un par de veces más) para poder escribir. Y honestamente todavía no sé por dónde empezar.
Yo sé que he dicho que Dune ha sido mi película favorita de este año, pero Challengers tiene algo que no sé exactamente como poner en palabras a lo que le llaman el je ne sais quoi. A pesar de haber visto un par de entrevistas y videos, porque es imposible no comerse algún spoiler estando en el internet, quedé muy sorprendida por lo diferente que es la película al marketing que le hicieron (principalmente los trailers). Aquí va mi ensayo para nada profesional o académico donde trato de expresar mis sentimientos, pensamientos y juntar las notas que he escrito en mi celular, agenda y post-its que voy pegando en mi pared con ideas para que no se me olviden.
Challengers, la película que ha revolucionado Hollywood y las redes sociales gracias a la premisa y el sugerente tráiler con los tres protagonistas sentados en una cama (por ponerlo muy vagamente) y jugando tenis al beat de Maneater y S&M. Es de esas películas que te dejan con el subidón de adrenalina, y a pesar de ser alguien a quien no le gusta hacer ejercicio, me dieron ganas de tomar una raqueta y me arrepiento de no haber visto más tenis con mi mamá cuando Massú y Gonzales estaban en el peak de sus carreras.
La película sigue a tres tenistas, Art Donaldson (Mike Faist) Patrick Zweig (Josh O’Connor) y Tashi Duncan (Zendaya) en distintos momentos de su carrera y vida alrededor de esta, desde que son adolescentes hasta sus treinta años. Tashi, una ex prodigio del tenis ahora entrenadora, está casada con Art, un jugador en una mala racha. La estrategia para que esto se de vuelta involucra, sin saberlo, al mejor amigo de Art y ex novio de Tashi, Patrick, cuando ambos tienen que jugar la final de un Challenger en la ciudad de New Rochelle.
Las primeras imágenes que el director, Luca Guadagnino, decide mostrarnos son las caras de estos tres personajes en cortes muy cercanos a los rostros, casi como si fuera pinturas moviéndose en cámara lenta mientras Sound the trumpet de Henry Purcell suena de fondo. La figura de Art, con una toma desde abajo, saltando sobre la audiencia, segundo la cara sorprendida de Patrick y por último los ojos de Tashi, imperturbados, pero concentrados en lo que sea que está viendo. Esto es algo que Luca Guadagnino siempre logra hacer muy bien (o al menos lo hizo con la única otra película que he visto de él, Call me by your name), esos acercamientos a los personajes, la percepción que deberíamos tener de ellos y como esta puede cambiar al final de la historia.
En una de las conferencias de prensa que el cast dio en su tour promoviendo la película, Zendaya dijo que hay que ver la película al menos tres veces para poder entender la perspectiva de los tres personajes, y eso es exactamente lo que hice. Ya las primeras imágenes me tenían con una sonrisa en la cara. Honestamente le tenía muchas expectativas a esta película y no decepcionó, especialmente después de poder ignorar el olor a fritura de McDonalds (por favor no sean de esas personas que entran McDonalds al cine)
Los tres actores principales tienen que convencer a la audiencia que son adolescentes al mismo tiempo que adultos, y creo que lo logran a la perfección. Alguien pensaría que esto no es tan difícil de lograr, pero la historia no está contada de manera lineal. El cómo se cuenta está centrado en el último partido que vemos al inicio de la película, Art y Patrick jugando mientras Tashi ve como espectadora y entrenadora de Art el que, en este punto de la historia, es su marido. Cada set del partido (aprendí en internet que los hombres generalmente juegan cinco sets, en la película juegan tres) representa una parte en la historia de los tres, como se conocen, sus relaciones (nos enteramos de que Art y Patrick han sido mejores amigos desde los doce), universidad, el accidente de Tashi, el quiebre entre los tres, y el rencuentro de Art y Tashi y su relación. Toda la película se centra en la relación de estos tres y al mismo tiempo su relación con el tenis. Muchas veces en la película se repite la misma idea de distintas maneras en los diálogos entre los personajes: “Ya no estamos hablando de tenis” o “¿Seguimos hablando de tenis?” o “Esto es lo que le faltaba a tu tenis” Y como el tenis, un deporte con un solo jugador en cada lado de la cancha, en algún momento uno de los personajes se encuentra más solitario que los otros dos. Si lo pensamos en orden cronológico desde sus 18 hasta los 30, la historia empieza con Art y Patrick como mejores amigos antes de conocer a Tashi, la otra punta del triángulo, Patrick y Tashi en su relación mientras Art entra a Stanford (Tashi también está en la universidad, pero tiene a Patrick), el salto de años en donde los tres han estado esencialmente solos hasta que Art y Tashi vuelven a encontrarse, una vez que Tashi ha tenido su accidente y su relación con Patrick ha terminado.
Como este intento de explicación, todo es muy caótico. Hay un punto muy específico de la película donde ya se sabe lo que va a pasar y más o menos como va a pasar, pero la ejecución es tan buena que no importa, igual me tenía comiéndome las uñas (metafóricamente, obvio. Ya pasé por esa época y no quiero volver)
Las cosas que más me gustaron de esta película sin un orden particular son:
Las coreografías de los partidos, especialmente el partido principal
Loewe
El score (todavía tengo en repetición el álbum y lo escucho cada vez que salgo)
Las entrevistas y la química entre Zendaya, Mike Faist y Josh O’Connor (creo que no hay otros tres actores mejores para los respectivos roles)
El guion, el original y el final de la película
Básicamente, esta es una película de deportes que muestra perfectamente la obsesión con el deporte, demostrada a través de las relaciones de los personajes. Amo. 10/10. Se convirtió en mi película favorita del año y creo que no va a salir otra película que me guste tanto como esta. Se va a quedar como una película que recomiende cada vez que me pregunten.
Y eso es todo por la edición de hoy. Ojalá les haya gustado y prometo ir a ver más películas para poder seguir haciendo esto. Como siempre, muchas gracias por leer
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