Instagram - Tiktok - Youtube - Pinterest - Goodreads - Spotify
Si, tengo más que claro que esta edición viene como un mes tarde. No tengo demasiadas excusas, pasaron cosas en mi vida privada que no quiero compartir por el momento (al final igual si comparto algo), pero que se podría decir que fueron de vida o muerte, y he estado trabajando y teniendo la mayor crisis existencial que he tenido en mucho tiempo. Así que está demás decir que estas últimas semanas han sido caóticas.
La verdad es que es muy difícil poder ser creativa cuando se está de luto, y es muy difícil estar de luto cuando la persona todavía está viva.
Este domingo, el domingo que pretendo publicar esta nueva edición es el aniversario de matrimonio de mis abuelos. Los únicos abuelos que conocí realmente, con los que he vivido toda mi vida; y va a ser el primer aniversario en el que mi abuelo no esté presente. Físicamente va a estar ahí, todavía está, acostado en su cama clínica, en su pieza, rodeado de sus cosas y su gente, pero hace mucho tiempo que no es él. Hace mucho tiempo que no escuchamos las historias de sus viajes por Chile, hace mucho tiempo que no escucho las hazañas de vacaciones y cumpleaños. Es increíble lo rápido y lo lento que pasan diez meses cuando se está viviendo constantemente en la incertidumbre.
La definición de luto es, en esencia, duelo, pena o algún tipo de aflicción que puede sentir una persona. El duelo son sentimientos parecidos ante el fallecimiento de una persona, pero en mi caso y en el caso de mi familia, la persona no ha fallecido. A veces pareciera que sí. Últimamente me ha pasado que, cuando llego a mi casa o cuando estoy muy ocupada en algo, se me olvida que mi abuelo ya no está, su mente, su voz como la era antes, su risa. Me pasa que estoy subiendo las escaleras para saludar a mi abuela que está viendo Netflix como de costumbre y los veo a los dos sentados, hombro con hombro. Y la imagen dura un segundo hasta que me llega el ruido del balbuceo de él, o el olor a enfermedad que creo nunca voy a poder sacar de mi nariz y me acuerdo de que las cosas no son como lo eran hace diez meses. Que me siento en su silla en el comedor para almorzar porque él ya no la usa, que viene familia más seguido porque no sabemos cuándo va a morir; que esta va a ser la última celebración que tengamos de su aniversario.
Últimamente todo lo siento más, trato de sentir los momentos de felicidad como si fueran a ser los últimos que tenga, porque muchas veces se siente así. Lloro cuando quiero llorar, me rio cuando quiero reír, me enojo cuando ya no sé qué estoy sintiendo, cuando algo que parece tan fácil de resolver no pasa, como una palabra que está en la punta de la lengua, pero por más que se piense una no se puede acordar de lo que era. Cuando damos vuelta por quinta vez cuando prometimos que ya no lo haríamos.
La verdad es que las cosas nunca pasan como una espera (y me ha costado demasiado no luchar contra ello), y no siempre sale tan fácil seguir con la vida y con proyectos como este por muchas ganas que se tengan.
Este par de meses ha sido de muchos cambios, siento que he tenido que crecer el doble, aceptar cosas que rehusaba, que tenía bloqueadas. He tenido que abrazar y dejar ir rencores que me carcomían el corazón. He tenido que aceptar que las cosas no pasan como una las imagina, y es mejor dejarse llevar por los días más que intentar manejarlo y manipularlo todo; muchas veces he sentido que me estoy volviendo loca, que ya no puedo más, que todo lo que estoy haciendo por mí no tiene sentido. He tenido que sentarme con esos sentimientos, entender de dónde vienen, perdonar y seguir adelante.
No pensé que esta edición se iba a convertir en algo tan personal, pero siento que necesito que esto quede registrado en alguna parte, que quede registrado para que, en seis meses o un año o dos, pueda mirar atrás y ver lo mucho que he crecido. Quizás entender que todo lo que ha pasado tuvo que ser así para poder cambiar la manera en la que me muevo por el mundo, la manera en la que me relaciono con la gente, saber a quién dejar ir y a quien abrazar más fuerte que antes.
No estoy segura si voy a seguir subiendo cada dos semanas como me lo había propuesto. La verdad es que la incertidumbre de la vida y la muerte no me está permitiendo avanzar como me gustaría. Quizás voy a escribir en corto todas las semanas, con reflexiones de este tipo; en una de esas, mañana se acaba el mundo y ya no me voy a tener que preocupar por nada.
Por el momento, queda solo agradecer y seguir.
xoxo, Colomba