V. Reflexionando en cosas de confianza, nostalgia y redes sociales
Esta es la edición más personal a la fecha
Instagram - Tiktok - Youtube - Pinterest - Goodreads - Spotify
Creo que esta es la primera vez que empiezo un borrador tan adelantado (tres días después de subir el último newsletter y después de, por fin, haber terminado de pintar mi closet) He estado tratando de mantenerme productiva, o al menos haciendo cosas que me gusten y me hagan feliz para bloquear un poco lo que está pasando en mi vida más inmediata. Octubre se me hizo verdaderamente eterno, sobre todo con la temporada de eclipse que tuvimos y que hizo el mes casi completamente insoportable.
Me quedó dando vueltas algo que escribí en la última edición que quiero volver a tocar porque siento que no me explayé del todo bien. Honestamente estaba con cero ganas de publicar esa semana, pero no quería atrasarme una semana más porque (perfectamente) la última edición de este año cae para el 31 de diciembre.
Para mí, el “fingir para lograrlo” ha sido que me ha servido mucho a lo largo de mi adolescencia y entrando a la adultez. El paso de colegio a universidad me sirvió un poco para probar, para empezar a “fingir”, pero no para fingir ser alguien que no soy, sino para fingir cosas que yo sabía que había en mí, pero que nunca me había atrevido a sacar a la luz por el miedo al qué dirán, el miedo a cambiar; un poco más de actitud, confianza, personalidad que se había visto enterrada por 12 años de ir al colegio con las mismas personas (y no es como que el ambiente de mi colegio haya sido el más sano).
La verdad es que he pasado mucho tiempo de mi vida con miedo a ser yo. Muchas veces me han juzgado por sacar cosas mías (generalmente tan espontáneamente que no me doy cuenta hasta que alguien comenta), personas que supuestamente eran amistades muy cercanas, por familia, por gente que no me debería importar. Y la verdad es que todas esas veces y esos comentarios hicieron que enterrara esas cosas de mí que me hacían tan feliz y me quedé en el molde de lo que los demás veían de mí.
Ahora con 25 años cumplidos puedo decir que he cambiado mucho a como era años atrás, y todo el cambio ha sido para mejor. Lo que sí, hay muchas cosas que me hubiera gustado cambiar o empezar antes; este proyecto, por ejemplo. Ahora que lo pienso, muchos de mis proyectos los dejé de lado por esas mismas trabas de siempre y las redes sociales son lo que más me han pesado.
A mitad de escribir este newsletter salió la noticia de la muerte de Matthew Perry y fue algo que siento me afectó más de lo que debería por el simple hecho que me recordó a una persona que ya no está en mi vida, pero que quería y apreciaba mucho. De esas personas que consideras verdaderas amistades hasta que se alejan y te das cuenta de que, en una de esas, la amistad iba solo para un lado. De esas personas que todavía no puedes superar del todo y que siempre van a usar un espacio de tu cerebro y corazón (sobre todo cuando les prestaste cosas y nunca te las devolvieron)
La verdad es que desde que tengo memoria que me es muy fácil que me atraigan personas, y reconozco que a veces los sentimientos se quedan por años, pero casi siempre ha sido gracias a mis expectativas que cualquier otra cosa. Con esta persona fue algo distinto, siempre tuve la sensación de que calzábamos muy bien, nos complementábamos, y resultó que una de las cosas que teníamos en común es que nos gustaba mucho Friends y la veíamos mucho y siempre me recordó mucho a Chandler. Pero equis, supongo. Las cosas cambiaron, salimos del colegio y yo siempre me quedé con la sensación de que iba a ser de esas amistades que me iban a durar una vida. Supongo que lo que más queda es la nostalgia de esa relación que nunca voy a tener con otra persona, y que probablemente nunca fue demasiado para empezar.
Siempre he sido alguien muy predispuesta a la nostalgia (cada vez que escribo algo así siento que siempre tengo algo de “soy alguien” a la que le pasan muchas cosas cuando la verdad es que la mayoría pasan en mi cabeza), al punto en que muchas veces siento nostalgia por personas que nunca he conocido y lugares a los que nunca he ido (algo que gracias a Google se que se llama “anemoia”). Gracias a eso también idealizo mucho, porque la nostalgia y mi imaginación son lo único que tengo. Creo que mi profesora de Occidental I de la universidad lo trataría como “nostos”, algo que los griegos usaban para demostrar el viaje, pero sobre todo el regreso a casa. Ahora, la nostalgia, la palabra, se deriva de esto y la palabra griega “algos” que más específicamente significa dolor, pero por el anhelo a algo pasado. Eso es lo que siempre he sentido por esta persona.
Lo que realmente me convocaba al newsletter de hoy es todo el tema de las redes sociales y mi relación con las redes sociales y mi propia vida… un poco.
Una de las cosas que más me ha costado con esto de las redes y querer ser una creadora de contenido es que inevitablemente siento que estoy empezando tarde. Muchas de las personas a las que sigo tienen años de experiencia y ahora tienen mi edad y pareciera que ya lo tienen todo. Inclusive las personas menores llevan años en redes sociales (y tengo muy claro que todo es un tema de como percibimos la edad) La otra cosa, que está ligada a la primera y a todo lo que he escrito hasta el momento y que siento es un tema recurrente en mí, es el miedo a abarcar espacio en redes y a ser percibida por otras personas. Y es por esta misma razón por la que tengo este proyecto y trato de estar lo más activa posible en redes, como ejercicio para mí misma de salir un poco de ser la yo de antes.
Algo que creo que nunca nos han dicho es que no hay una formula verdadera para hacer esto de las redes. Es verdad que existe el algoritmo y así, pero últimamente lo que las personas buscan más, o por lo menos en los círculos en los que me rodeo, es la autenticidad. Usar todas las herramientas que están a nuestro alcance para curar cosas en un espacio que sea absolutamente nuestro. En estos tiempos donde las cosas parecen cambiar tan rápido, donde las trends vienen y van en cosa de semanas, creo que lo más importante es la autenticidad, el tratar de no compararse con otras personas cuando esto significa el apagarnos para agradar a les demás y ocupar el menor espacio posible.
Creo que lo que quiero decir con esto es que, si llegaron hasta acá, atrévanse a hacer lo que quieren, porque siempre va a haber algún pero, o va a pasar algo que nos haga posponer (no sabré yo de eso que llevo años posponiendo cosas) Pero les prometo que vale la pena; y si no saben lo que quieren hacer, tienen tiempo para averiguarlo, y si no quieren hacer nada y llevar la vida que tienen, también es absolutamente válido. En el mundo en el que vivimos, lo mínimo que podemos hacer por nosotres es hacer lo que nos haga felices, o al menos lo que nos mantenga contentos y estables. Yo tengo la suerte y el privilegio de poder siquiera pensar en dedicarme a redes o a escribir (que es lo que siempre he querido hacer de mi vida) porque tengo gente en la que sostenerme si llegara a caerme.
Muchas gracias si leyeron hasta este punto porque me puse un poquito mas intensa esta semana. También muchas gracias a las personas que se han suscrito a este humilde newsletter y que me apoyan desde sus esquinas en el internet.
(Eventualmente, probablemente ya el próximo año, quiero alargar las publicaciones, pero siento que necesito anclar un poco más mis ideas primero y el formato con el que todavía no estoy del todo conforme)
xoxo, Colomba