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Me di cuenta de algo con la edición anterior del newsletter y no puedo creer que lo noté días después de publicarlo, en mi lista de películas musicales ignoré por completo una de las mejores películas musicales hechas en las últimas décadas, The Rocky Horror Picture Show, así que olvídense de Sweeny Todd por siempre y si no han visto la primera véanla, de verdad.
Pero anyways, feliz domingo gente. Espero que su semana haya ido bien y que la anterior les hayan regalado flores amarillas, algo que en realidad no entiendo cómo empezó, al menos acá en Latinoamérica, y la única referencia que entiendo es la de Gilmore Girls.
Por fin es octubre (aunque el clima está diciendo lo contrario) y no solo es octubre, es oficialmente la temporada de alergias y mi mes de cumpleaños, y ya estoy planeando algo que hacer, después de todo son 25 años, el cuarto de siglo y todo eso.
Honestamente esta edición me ha costado un poco, siento que tengo muchas cosas que quiero contar, pero mi cerebro no está funcionando del todo. Es como si tuviera una niebla entre mis pensamientos, ideas y lo que sale para afuera, por eso voy a hablar de cosas que vi en internet, que me hicieron mucho sentido y que quiero compartir a ver que piensan.
Leí en un artículo de The Cut, que además me ha salido mucho en Tiktok últimamente, algo que llaman “The pandemic skip”, o sea el par de años de pandemia donde no podíamos salir, en los que probablemente muches tuvimos que terminar la universidad, estudiar o trabajar desde la casa, muchas veces cuidar gente y donde creímos que el mundo estaba mejor, o al menos una fracción muy menor de “mejor” en comparación a como estábamos. Ahora que estamos en pleno 2023 me da la sensación de que todo el progreso que podríamos haber hecho se fue a la basura en cuanto el mundo empezó a funcionar de nuevo como lo hacía prepandemia. Todo está igual excepto nosotres que entramos a la pandemia teniendo que dejar expectativas, sueños y proyectos de lado. Entramos a esta especie de limbo del tiempo y el espacio donde no existía el tiempo como tal, y como lo conocíamos y como consecuencia nuestras mentes no se están adaptando a nuestra edad, nuestra realidad y la vida que supuestamente deberíamos llevar tres años después.
Personalmente, entré a la pandemia con 21 años, en el año en el que había tomado la decisión de hacer un año más de universidad (sin saber que el COVID iba a llegar a este lado del mundo) para poder investigar y escribir mi tesis tranquila, sin tener que preocuparme por los otros siete a nueve ramos que tenía que pasar para licenciarme. Lo que no sabía es que iba a estar todo el día encerrada en mi pieza mirando la pantalla del computador para mis clases, para leer, para escribir los mil ensayos por semestre y siguiendo la terapia que había empezado el 2019 y que no quería dejar de lado porque sabía que la iba a necesitar tarde o temprano considerando que iba a estar encerrada con las mismas personas por meses y meses, y que mis episodios depresivos no habían sido de lo mejor años antes. Incluso cuando las restricciones se empezaron a levantar tenía que tener cuidado al salir, con quien salía, a donde iba porque vivo con mis abuelos, o sea gente de mayor riesgo de contagio y no podría haber vivido con la culpa de saber que si se contagiaban, probablemente hubiera sido por mi culpa.
Pero ese no es necesariamente de lo que quiero hablar, creo que nunca más me quiero acordar de las incontables horas de clases que tuve y de las cuales me acuerdo menos de la mitad. De lo que quiero escribir, y es algo que siento ahora que la vida ha seguido su curso normal, es de cómo se supone que tenemos que enfrentar nuestras edades y realidades, como por ejemplo el hecho de que voy a cumplir 25 años y todavía siento que estoy empezando mis veintes.
Desde chica que he tenido un plan de lo que quiero hacer de mi vida. En lo que quería trabajar, los lugares que quería conocer, donde quería vivir, y mis planes prepandemia los quería empezar en cuanto terminara la universidad. Lo que no esperaba era estar escribiendo esto en el patio de mi casa mientras tengo que atrasar nuevamente mis planes por cosas que están absolutamente fuera de mis manos, pero que me afectan directamente; y ahora siento como que perdí tres años de mi vida y no se necesariamente como actuar o como comportarme. Todo el mundo me ve como una adulta (porque legalmente lo soy) y como adulta me han tocado cosas de adulta que nunca en mi vida pensé que iban a pasar. Y desde que “terminó” la pandemia, no he parado.
Gracias a una encuesta que hice en Instagram, aparentemente el sentimiento de haber perdido años de la vida no lo tiene todo el mundo. Hay personas que reconectaron con sus familias, hay otras a las que no les afectó tanto el encierro y bien por ustedes, de verdad, pero todas las personas con mi rango de edad con las que he hablado quedamos en el mismo consenso, no sabemos que hacer con nuestras vidas. Todavía nos sentimos adolescentes, y realmente sentimos la nostalgia de esas vidas (no necesariamente de las nuestras, pero de la idea de la adolescencia, especialmente ahora que todo está volviendo a estar de moda) y al mismo tiempo ya estamos en la edad donde, aparentemente, tenemos que empezar a pensar en otro trabajo y otras oportunidades porque se nos sigue insistiendo que tenemos que tener un colchón en el que caer por si acaso, y se nos sigue insistiendo que no nos podemos quedar cómodes en el trabajo en el que estamos si no queremos quedarnos estancades. Y yo estoy más que estancada. No solo no tengo un trabajo estable, sino que siento que perdí la práctica de estar en sociedad como lo hacía antes. Hay muchas cosas a las que me he tenido que volver a acostumbrar y volver a re imaginar mis planes. Por lo menos lo que nunca voy a perder va a ser la escritura.
VIENDO/LEYENDO:
En una nota un poquito más alegre.
Para que estoy con cosas, no estoy leyendo nada nuevo, lo que sí estoy re leyendo es Percy Jackson considerando que por fin vamos a tener una serie como la gente en Diciembre (obviamente voy a hablar mucho de eso en todas partes)
Lo que sí estoy viendo es Good Girls. Llevo tres temporadas y qué onda la serie buena. Ver a Matthew Lillard, Mae Whitman y Manny Montana en una misma serie ha sido lo mejor del mes. La serie básicamente trata de tres amigas, todas madres, que necesitan dinero para poder subsistir y alimentar a sus familias. Ya aburridas de las normas que la sociedad les ha impuesto, no se les ocurre nada mejor que robar un supermercado que termina siendo el frente de una pandilla. Algo muy parecido a lo que mi yo de catorce años leía en Wattpad.
Si me pudieran recomendar más cosas para ver se los agradecería mucho. No puedo prometer que voy a ver lo que sea, porque siempre me ha costado empezar cosas que me recomiendan, pero voy a hacer el intento.
Se que esta edición es un poquito más corta, pero espero que haya gustado igualmente.
Como siempre, infinitas gracias por leer y por sus comentarios.
xoxo, Colomba.